El escándalo estalla después de que los 34 obispos del país dimitieran forzados por el Papa
El País
Siguen las réplicas del terremoto en la Iglesia católica chilena. Después de que en un acto inédito los 34 obispos chilenos dimitieran la semana pasada en el Vaticano forzados por el papa Francisco —por la “falta de transparencia” en el manejo de una de las tramas de abusos de mayor simbolismo en Chile, el caso Karadima—, un nuevo escándalo sacude la institución en el país sudamericano. Catorce sacerdotes han sido suspendidos tras la denuncia por abusos sexuales y comportamientos impropios, según informó esta tarde la diócesis a la que pertenecen los religiosos, la de Rancagua, a unos 100 kilómetros al sur de la capital. Junto a las medidas pastorales, como la inhabilitación para ejercer como sacerdotes mientras se investigan sus posibles responsabilidades, la Iglesia chilena ha entregado la información disponible a la Fiscalía.
Fernando Karadima Fariña fue acusado de haber cometido abusos sexuales en contra de menores de edad mientras ejercía como párroco en la iglesia de El Bosque. Según las acusaciones, los abusos se habrían cometido a partir de los años 1980 y fueron documentados de manera que la Congregación para la Doctrina de la Fe dictó el fallo de la Santa Sede contra Karadima.
En el caso actual, según las denuncias, se trata de una cofradía de sacerdotes que se hacía llamar La familia. Tenía una estructura piramidal y, para identificar su jerarquía, usaba parentescos femeninos. La organización era liderada por La abuela y en la escala luego le seguían las tías, las hijas y las nietas. El caso fue denunciado por Canal 13, que reveló el testimonio de Elisa Fernández, una excolaboradora de la Iglesia durante cerca de 14 años. De acuerdo a la testigo, los religiosos acostumbraban a realizar bromas de carácter sexual y comentarios sobre preferencias por los menores de edad. “No sé si llamarlo cofradía, secta o grupo de sacerdotes que tienen prácticas que no se conllevan con su condición de curas y con respecto a jóvenes, por lo menos en mi época, de entre 15 y 29 años”, señaló Fernández a la televisión chilena.
Canal 13 informó que la denunciante abrió una cuenta de Facebook en septiembre pasado, se hizo pasar por un menor de 16 años y contactó con uno de los párrocos de La familia, Luis Rubio, del municipio de Paredones. Mantuvieron conversaciones de connotación sexual y el religioso le envió fotos desnudo, que fueron publicadas en el reportaje. “Sí, es cierto, pero yo también corté todo eso. Fue un error mío y lo reconozco”, dijo el aludido, que confesó sentir “una vergüenza horrible”.
Hace un año y medio, Fernández intentaba que las autoridades de la Iglesia local la escucharan. En este período, en cuatro ocasiones denunció los hechos ante el obispo de Rancagua, Alejandro Goic, según el programa de Canal 13. Pero Goic le pidió pruebas, al igual que el papa Francisco en enero cuando le preguntaron por el obispo de Osorno, Juan Barros, y su papel de encubridor de Fernando Karadima, el influyente sacerdote que abusó durante años de al menos tres jóvenes de familias conservadoras.
“Quiero pedir perdón por mi actuar en este caso”, reconoció Goic después de la denuncia en televisión. “Reconozco que le di acogida a esta joven que aparece en el reportaje y que actué eventualmente sin la agilidad adecuada en el proceso indagatorio del sacerdote Luis Rubio y otros presbíteros mencionados por ella”, señaló el sacerdote, que en paralelo es presidente del Consejo Nacional de Prevención de Abusos Sexuales a Menores de Edad de la Conferencia Episcopal chilena. El escándalo explotó algunos días después de que los obispos chilenos regresaran al país sudamericano desde Roma cuestionados por el manejo de este tipo de casos y justamente cuando el Papa evalúa quién seguirá en su cargo y quién deberá dejar la Iglesia.
“Es inaceptable que el propio obispo encargado de la prevención de abusos sexuales de la Conferencia Episcopal no haya sido capaz de actuar con diligencia (…) Todo esto no hace más que confirmar la dura carta del Papa respecto de los obispos chilenos”, señaló José Andrés Murillo, director ejecutivo de Fundación para la Confianza, que lucha contra el abuso sexual infantil.
“Nuevamente vemos que la jerarquía de la Iglesia actúa solo cuando se ve presionada por los medios de comunicación. Esperamos que alguna vez actúen con el solo fin de proteger a quienes tienen el deber de proteger y no solo por presión o escándalo”, indicó Murillo, uno de los tres denunciantes de Karadima.
Para el Gobierno de Sebastián Piñera, las denuncias de abusos en Rancagua “son de máxima gravedad”. “Las señales que hoy da el papa Francisco hacia la Iglesia de nuestro país esperamos que constituyan el inicio de una nueva etapa”, indicó la portavoz Cecilia Pérez.
En Chile, el catolicismo está debilitado. Mientras en Paraguay el 89% de los ciudadanos se declara católico —80% en México y 73% en Colombia o Perú—, en Chile la cifra baja al 44%, de acuerdo a la encuesta Latinobarómetro. Un 38% de los chilenos, en tanto, señala que no tiene ninguna religión, un récord regional en ateísmo, que dobla la media.