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La familia Lebaron masacrada, enmedio el auto de su propiedad / Foto Internet

Trump ofrece ayuda militar tras masacre de los Lebaron

 El mandatario republicano condena el asesinato de la familia mormona nacionalidad mexicana y estadounidense a manos del crimen organizado
El País
Washington / México.- Donald Trump ha ofrecido este martes apoyar militarmente a México para derrotar al crimen organizado tras el asesinato de nueve integrantes de una familia mormona en Chihuahua. Las víctimas del narcotráfico -seis niños y tres mujeres- tenían nacionalidad estadounidense y mexicana. “Estados Unidos está listo, dispuesto y capacitado para involucrarse y hacer el trabajo de manera rápida y efectiva”, escribió el presidente de EE UU en su cuenta de Twitter, adelantando que lo único que hace falta es una llamada de su homólogo Andrés Manuel López Obrador. “¡A veces necesitas un Ejército para derrotar a un Ejército!”, agregó. Sin embargo, el mandatario mexicano agradeció esta mañana la oferta del republicano, pero aclaró que no se puede enfrentar violencia con más violencia.
“Una familia y amigos maravillosos de Utah [un Estado al Oeste de EE UU ] quedaron atrapados entre dos viciosos carteles de la droga, que se disparaban el uno al otro, lo que terminó con la muerte de muchos grandes estadounidenses, incluidos niños pequeños, y algunos desaparecidos”, tuiteó Trump a primera hora de esta mañana cuando se conoció el macabro suceso ocurrido en una carretera entre los estados de Chihuahua y Sonora. El mandatario se mostró dispuesto a ayudar a López Obrador para acabar con “los monstruos” del narcotráfico. “Este es el momento para que México, con la ayuda de EE UU, libere la GUERRA a los carteles de la droga y los borre de la faz de la tierra. ¡Simplemente esperamos una llamada de su gran nuevo presidente!”, sostuvo el neoyorquino.
López Obrador agradeció en una conferencia de prensa el apoyo de Trump y adelantó que iba a llamarlo para discutir el suceso, sin embargo, no se mostró a favor de sacar el Ejército a la calle para combatir el crimen organizado. «La política se inventó para evitar la guerra». Ambos países han intensificado el trabajo en conjunto para frenar la ola migratoria que azota a EE UU. Tras un acuerdo pactado en el verano, los centenares de miles de solicitantes de asilo que llegan a la zona fronteriza ahora pueden esperar sus audiencias en México.
Los LeBaron son una familia de doble nacionalidad que vive en una comunidad de ciudadanos estadounidenses en el norte de México desde 1924. Además de los nueve asesinados, los criminales hirieron a seis integrantes de la familia que se trasladaban en un convoy que fue atacado el lunes durante una emboscada. El ministro de Seguridad, Alfonso Durazo, informó de que «el convoy pudo ser confundido por estos grupos». Aún se desconoce si la familia fue asesinada producto de un error o intencionalmente.
El embajador de estadounidense en México, Christopher Landau, ha informado que cinco de los niños heridos han sido trasladados a hospitales en Estados Unidos. La familia ha confirmado que los menores se encuentran en Arizona. «La seguridad de nuestros connacionales es nuestra gran prioridad. Estoy siguiendo muy de cerca la situación en la sierra entre Sonora y Chihuahua», mencionó en Twitter el diplomático que se encontraba lunes en una visita de trabajo también en Sonora, aunque a varios kilómetros de donde ocurrió el ataque.
El senador republicano de Utah, Mitt Romney, cuyo padre nació en un asentamiento mormón en México, expresó sus condolencias por las víctimas y pidió que EE UU se involucrara. “Nuestras oraciones están con sus familias que han sufrido una tragedia tan indescriptible. Estados Unidos debe trabajar con los funcionarios mexicanos para responsabilizar a los responsables de esta violencia sin sentido», escribió en Twitter.
La relación entre México y Estados Unidos vuelve a enfocarse en la violencia que se desarrolla en las regiones fronterizas. Trump y López Obrador hablaron tras los ataques del 17 de octubre en Culiacán (Sinaloa) -donde el Gobierno mexicano liberó a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, antiguo líder del cartel de Sinaloa- y entonces acordaron coordinar a sus equipos binacionales para controlar el tráfico ilegal de armas desde EE UU y que es con el que se equipan los cárteles mexicanos. México ha insistido que el 70% de las armas involucradas en crímenes en el país entraron ilegalmente a través de la frontera norte.
Aunque Trump ha ofrecido asistir al Gobierno mexicano en el combate al narcotráfico, Estados Unidos lleva más de una década trabajando con las Fuerzas Armadas a través de la Iniciativa Mérida. Desde 2007, el Departamento de Estado ha financiado la capacitación de soldados y policías y ha entregado equipo militar al Ejército. Si bien la autoridades estadounidenses han insistido en que no dirigen operaciones en México, agencias como la Antinarcóticos (DEA, por sus siglás en inglés) han reconocido su participación -con inteligencia- en algunos operativos para capturar líderes de la organizaciones criminales.
Un clan golpeado por la violencia
México.- La tragedia ha golpeado con fuerza nuevamente a la familia LeBarón, un gran clan mormón que vive en Galeana, Chihuahua, al norte de México. En 2009, Julián LeBarón se convirtió en un improbable defensor de derechos humanos a nivel nacional. El agricultor, que también tiene la nacionalidad estadounidense, fue una de las principales voces que exigieron el fin de la violencia provocada por el combate del Estado a los grupos de la delincuencia organizada. Su papel cobró notoriedad entonces porque fue una de las pocas víctimas dispuestas a dar la cara para explicar cómo la violencia había roto sus vidas. Diez años después, Julián LeBarón ha vuelto a narrar un horror que no cesa. Esta vez por un episodio lleno de saña ocurrido en la frontera con el Estado de Sonora, donde tres primas y seis de sus sobrinos fueron incinerados en medio de una disputa entre bandas criminales. 
«Hemos sufrido el riesgo en todo el país…Todos los mexicanos hemos sido cómplices porque tenemos al Gobierno más grande y más caro de nuestra historia que ha sido incapaz de darle seguridad a los mexicanos y de ofrecer justicia», ha dicho Julián LeBarón la mañana de este martes a la periodista Carmen Aristegui. Él estuvo entre los primeros en llegar a esta desoladora escena del crimen en un camino de tierra que conecta la comunidad mormona en Galeana con otra en el vecino Estado de Sonora. LeBarón pidió el auxilio de las fiscalías locales, pero estas tardaron en responder hasta que un helicóptero de la Guardia Nacional evacuó a los heridos a un hospital en Douglas, Arizona. «Todos deberían de estar interesados en resolver este caso. ¿Quiénes fueron? ¿Dónde viven estas personas? ¿Por qué lo hicieron?
El 2 de mayo de 2009, Erick LeBarón, de 17 años, fue secuestrado en esa zona de Chihuahua. Sus captores exigieron un millón de dólares de rescate. La gran familia mormona, afincada en México desde 1924 y practicante de la rama más ortodoxa que defiende la poligamia, se negó a pagar el rescate. Erick fue liberado una semana después. Esta experiencia dejó una peligrosa herencia en el seno de la familia. Benjamín LeBarón, de 32 años, uno de los hermanos de Erick y Julián, se convirtió en activista y líder comunitario en Sociedad Organizada Segura (SOS Chihuahua). La organización exigió el fin de la violencia provocada por el combate al narcotráfico. La demanda produjo una gran presión sobre esta familia de agricultores. Benjamín fue asesinado en julio de 2009 junto a su cuñado, Luis Widmar, por 17 sicarios que entraron a su casa y se los llevaron. Una década después, se cree que los homicidios fueron para silenciarlos. 
Después de esos dos asesinatos, Julián LeBarón se convirtió en uno de los protagonistas de la Caravana por la paz con justicia y dignidad de marzo de 2011. El movimiento, compuesto por unas 600 personas, familiares de desaparecidos y asesinados, viajó por varios Estados de México para transmitir con urgencia la necesidad de un cambio en la estrategia de seguridad. «Hemos llegado al epicentro del dolor. En este viaje, además de ser testigos de la tragedia, hemos construido humanidad. Los miembros de la caravana hemos aprendido del dolor del otro», dijo en junio Julián LeBarón al arribar con el grupo a Ciudad Juárez, escenario de cientos de feminicidios y miles de asesinatos durante el Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012).
La familia también se ha visto envuelta en medio de polémicas con agricultores locales. La disputa por el agua ha sido el motivo de estas peleas. Los campesinos organizados en la asociación El Barzón, ha peleado el uso de pozos de un bien escaso en el seco norte de México. Los campesinos de chile, soja, manzana y alfalfa han denunciado que grandes y frondosos árboles han poblado las colonias mormonas en una zona donde escasea el líquido. 
En esa ocasión, en su Estado, LeBarón dijo que era necesario reunir y convencer a las personas que creen que el problema de México no tenía solución. «Es difícil construir un carácter así. He sido motivado por una tragedia en la familia, pero todos podemos aspirar a una grandeza de carácter. No importa si en la vida nos ha tocado o no una desgracia», afirmó ante una multitud. La tragedia ha sacudido nuevamente a su familia. Ahora, los LeBarón esperan nuevamente un cambio que nunca llegó.

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