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Agustín Andrade y sus nietos Jaxyn, de 5 años y Aria, de 2 / Foto AM de Amarillo
Covid 19: ‘Gracias a Dios estoy vivo’
Luego de ser entubado y de una traqueotomía, Agustín Andrade, dueño de El Trópico, llama a tomar conciencia del Coronavirus
Alejandro Fernández/AM de Amarillo
Amarillo, TX.- Agustín Andrade confiesa que era renuente a creer que pudiera contraer el Covid 19.
Su confianza se afianzaba porque cada semana, desde octubre, tenía que hacerse un examen para poder visitar a su mamá, Teresa Barragán, a una casa de asistencia para adultos mayores de Lubbock, Texas.
No fue sino hasta principios de noviembre, concretamente el jueves 5, cuando las cosas cambiaron. Agustín, un empresario ampliamente conocido en Amarillo y el panhandle por su exitoso negocio de helados El Trópico, vivió desde entonces la peor experiencia de salud de sus 45 años.
Ese día, después de ver a la Doña, se fue a cenar con un amigo. “Le decía yo soy inmune al ‘corona’ y que a mi nunca me iba a dar, y esa noche caí. Bien dice el dicho: ‘Más pronto cae un hablador que un cojo’”.
Esta tarde vemos a un Agustín diferente. No son las 37 libras que perdió entre ese fatídico 5 de noviembre y el 3 de diciembre, fecha en que fue dado de alta.
Hay humildad en la mirada y un deseo infinito de ser una mejor persona en todos los aspectos.
Lo sintetiza así: “Es una experiencia que no se la deseas a nadie porque es una experiencia muy difícil, pero a la vez te pone a pensar que Dios es grande y que a él hay que darle las gracias porque todavía estoy aquí para dárselas. Valoras la vida”.
Saca todo. No se guarda nada. Ocasionalmente vemos que de sus ojos asoman lágrimas indiscretas, renuentes a salir, mientras sus nietos Jaxyn, de 5 años y Aria, de 2, desatan una ‘revolución’ en la espaciosa sala de su casa, ubicada en un fraccionamiento del sur de Amarillo.
ENTUBADO
Antes de ser ingresado al hospital BSA de Amarillo, Andrade vivió un viacrusis. El Coronavirus apenas avisó. Cuenta que después de cenar con su cuate, empezó a sentir algo de temperatura y una tosecita.
El viernes 6 la cosa empeoró y en la noche, con 104 grados de temperatura -40 C- y una tos que casi lo hacía desfallecer por la falta de aire, dice que en el Hospital Covenant de Plainview lo ‘batearon’.
“Tienes Covid, no hay nada que hacer por ti, vete a tu casa”, le dijo un doctor a eso de las 4 de la madrugada. De este punto manejó hasta Hale Center, distante a 15 millas, donde vive su hermana Teresa, quien le dio unas pastillas para bajarle la temperatura y conectó un purificador de aire que le permitió dormir.
El sábado 7 de diciembre su esposa Penny fue por él y llegando a Amarillo fueron directo al hospital BSA, donde fue ingresado de inmediato. “Le dijeron a Penny que no podía quedarse y le dije que se fuera, que yo le avisaba, y eso es todo lo que recuerdo. No desperté hasta tres semanas después”.
Agustín dice que hay una serie de eventos que apenas recuerda. No sabe, por ejemplo, si fue el sábado o el domingo, cuando peor se sentía, que envió una serie de mensajes a varios amigos, en los que virtualmente se despedía, pues creía que se iba a morir.
A partir de ese fin de semana, según la propia familia de Andrade y lo que recuerda éste, fue entubado para inyectarle oxígeno por la garganta.
En un esfuerzo por salvarle la vida, unas dos semanas después le hablaron a Penny del hospital para que autorizara que le hicieran una traqueotomía, o sea, inyectarle oxígeno directamente a los pulmones. Dicha operación es tan delicada que requiere autorización.
Cuenta Agustín que en un momento de lucidez él mismo autorizó la operación. “Te tenemos que operar porque no está llegando el oxígeno a tus pulmones y te vas a morir, pero con la operación también te puedes morir”, dice que le dijeron.
Luego lo indujeron a un Coma y lo operaron. De hecho aún tiene una herida en la garganta y otra en el abdómen.
‘NO SABES SI LA VAS A LIBRAR’
Quizá el momento más álgido para Andrade fueron los dos días en que estuvo en Coma. El jueves 19, su esposa Penny texteó con el AM de Amarillo: “Esta mañana me habló el doctor y me dijo que Agustín amaneció muy bien y pues a seguir orando, dando siempre gracias a Dios por su milagro”
Andrade cuenta esa experiencia así: “Recuerdo que entre dormido y despierto estaba amarrado y me quería levantar, no podía hablar ni moverme, desperté muy agitado, muy agresivo tirando patadas, cabezazos tengo ese sueño”, dice.
A partir de ahí, su recuperación avanzó. Vinieron videollamadas con su familia, cuidados intensivos para evitar que se le infectara la herida, hasta que le retiraron el respirador. Pasado el peligro, el jueves 3 de diciembre, casi un mes después de ser internado, fue dado de alta.
AM: Agustín, ¿cómo describirías tu experiencia al haberte salvado del Covid?
“En esos momentos te sientes tan mal que no sabes si la vas a librar o no. Cuando ya no estaba amarrado pasaron por mi mente millones de cosas; se te viene toda tu vida como en flash, como una película se te vienen recuerdos muy buenos, muy malos, felices, errores que cometiste”.
“Es un momento en el que entiendes que el plan de Dios para cada persona es diferente y que las oportunidades no son para todos”
La entrevista se realizó el miércoles 9 de diciembre. Por la mañana había fallecido Tony Castañeda, con quien Agustín guardaba una gran amistad. De hecho sólo los separaba un cuarto de hospital en el BSA. No abunda mucho en el tema. “Me enteré que estaba ahí hasta que desperté, pensé que íbamos a salir juntos hasta que otro amigo que tenemos en común me dijo que no respondía. Desgraciadamente hoy me enteré de su muerte a las 8 de la mañana”.
Es en ese momento que casi se quiebra.
A TOMAR CONCIENCIA
“Esto nos ha impactado a todos y mientras no haya una vacuna certera que cure este virus, la situación va a seguir igual porque mucha gente todavía no toma conciencia y mientras que la gente no tome conciencia especialmente nosotros los hispanos, vamos a seguir igual”, dice Agustín.
“Vas al mercado y -los hispanos- llevan a la suegra, al suegro, a los niño, desgraciadamente no hay conciencia; solamente los que hemos pasado por esto como la familia de Tony o mi familia, solamente así entendemos”
De salida Agustín agradece a sus trabajadores de El Trópico por sacar adelante el negocio, y a su familia.
“Hubo mucha gente que estuvo en oracion por mi en Amarillo, Chihuahua, Michoacán, Kansas City, México, Durango, en muchos lados. Quiero agradecerles a todos, a mi familia que siempre estuvo al pendiente”, dice.
Sonríe y a manera de despedida resume: “Tengo muchas deudas que pagar, por eso todavía no era mi momento, hay muchas cosas que arreglar en mi vida por eso creo que todavía no me llevó mi padre Dios, creo que el dijo ‘primero arregla tus pendientes’.
Thank you for sharing your story my boyfriend is going through the same thing. You and him are miracles God has something special for yall. GOD is good. Thank you so much I needed to hear this.
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Gracias por tu comentario. Yo pasé por lo mismo en octubre. Primero Dios y estamos aquí.
Alejandro Fernández