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Miles de mexicanos dejan de viajar a los EU de Trump
La imagen negativa que despierta la nueva Administración en amplias capas de la sociedad y el encarecimiento del dólar hacen mella en la demanda de viajes a este destino
El País
México.- Gustavo Guerrero no volverá a visitar Estados Unidos hasta que Donald Trump no abandone la presidencia. “No quiero arriesgarme a sufrir humillaciones, a que me revisen más de la cuenta o a que me obliguen a regresar por tener un meme de Trump en el móvil”, relata este diseñador gráfico de 38 años. Pocos días antes de la victoria del magnate republicano, empezó a organizar un viaje al festival de Coachella con un grupo de amigos. Era el tercer año consecutivo que asistirían, pero semanas después, ya con Trump como presidente electo, optaron por cancelar sus planes de viaje. En diciembre también declinó acompañar a su esposa a un viaje de trabajo a Nueva York. “No volveré, lo tengo claro”.
Como Guerrero, miles de mexicanos han desempacado sus maletas poco antes de su viaje a EE UU, cancelando sus reservas o simplemente eliminando este destino de su lista de preferencias de viaje. A la juzgar por los últimos sondeos de opinión, este comportamiento no tiene nada de extraño: más de ocho de cada diez mexicanos tienen una mala opinión del nuevo presidente de la primera potencia mundial. Y este patrón deja huella en sus decisiones de viaje y pone en problemas a una industria, la del turismo en EE UU, para la que su vecino del sur representa un activo importante: en la primera mitad de 2016, los mexicanos fueron la segunda nacionalidad –solo por detrás de Canadá– en número de llegadas. Los exabruptos de Trump hacen mella.
Volaris, una de las principales aerolíneas entre México y EE UU, sufrió en febrero una importante caída de la demanda en esas rutas. Y acaba de anunciar una reducción de la capacidad total —en todos los destinos que opera— de entre el 5% y el 6%; una medida inédita en los tres últimos años, según reconoció la semana pasada su director general, Enrique Beltranena. En el caso concreto de la oferta de asientos a EE UU, la aerolínea mexicana ha recortado en entre un 23% y un 17% sus previsiones de crecimiento. Y todo pese a que el turismo en la dirección opuesta –estadounidenses que llegan a México– no deja de crecer.
Édgar Solís, presidente de la patronal de las agencias de viajes de la Ciudad de México, y Alberto Bojórquez, responsable de Viajes Bojórquez, hablan de una caída de entre el 10% y el 15% en los desplazamientos de mexicanos a su vecino del norte en los cinco últimos meses, el periodo inmediatamente posterior a la victoria de Trump. “En su decisión ha pesado tanto el cambio político como la depreciación del peso”, apunta Bojórquez. Esta última variable, explican todos los expertos consultados, afecta bastante al turismo de poder adquisitivo medio y poco o nada al de lujo. En la misma línea, Francisco Madrid, director de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad Anáhuac y uno de los mayores expertos mexicanos del sector, califica de “muy importante” el descenso en el número de viajeros con destino EE UU. “Sin embargo, aún no ha llegado la temporada alta: Semana Santa y verano”, subraya. “Ahí se verá si, finalmente, la tendencia se consolida”.
Diego Fagre, director de Juliá Tours en México y de Expomayoristas, la asociación de operadores turísticos, también percibe de sus clientes una “sensibilidad negativa” respecto a EE UU. “No puedo dar números propios: sería pura especulación. Pero sí puedo confirmar que se han producido cancelaciones. También de cara a la Semana Santa”, subraya. Las agencias de viajes mexicanas especializadas en EE UU tienen sus miras puestas en ese próximo periodo vacacional (del 9 al 16 de abril). Y las expectativas, a diferencia de lo que ocurre en el segmento de turismo interior, que atraviesa uno de su momento más dulce, son poco halagüeñas. “Esperemos que la estabilización del peso ayude”, confía Solís. “Habrá una bajada, eso es seguro, pero creo que no será tan importante como la registrada en los últimos meses”. El grado de cumplimiento de sus expectativas dependerá del desempeño de los “destinos obligados para el mexicano”, como él mismo califica a San Antonio, San Marcos, Nueva York, Orlando o Los Ángeles.
Como siempre que se produce un cambio de preferencias en un mercado, otros destinos se han visto claramente favorecidos: Canadá y el propio México. En el primer caso, su buena imagen en el país latinoamericano, la eliminación de la visa como requisito de entrada para los nacionales mexicanos y la menor fortaleza del dólar canadiense frente al peso han hecho el resto. Muchos de los que viajaban a EE UU para esquiar han optado este invierno por las pistas canadienses. Pero no solo: muchos grupos de turismo organizado también se ha decantado por este país en detrimento de otros destinos estadounidenses. “Tanto Vancouver como Montreal han ganado peso”, confirma Solís. Pero no solo: varios destinos mexicanos, como la Riviera Maya o la propia Ciudad de México, están logrando aprovechar las circunstancias en su favor. “Allí, los mexicanos sí encuentran la hospitalidad que ahora no perciben en EE UU”, cierra el presidente de la asociación metropolitana de agencias de viajes.