Mario Rodríguez, ex militar mexicano, de 71 años, quien fue deportado de Estados Unidos en 2005 tras haber sido encarcelado siete años, vive en la actualidad en la Casa de Apoyo a los Veteranos Deportados, en Tijuana, Baja California Foto Fabiola Solano/ La Jornada Baja California
Sirvieron al ARMY pero… ¡los deportaron!
Alrededor de 61 veteranos de guerra viven en un albergue de Tijuana, donde realizan trámites para regresar a EU, país por el que expusieron sus vidas
Fabiola Solano Arámburo/La Jornada Baja California
Tijuana, BC.- En 1970, Mario Rodríguez se despojó del uniforme del ejército estadunidense que utilizó durante cinco años. Su servicio de seis meses en la Guerra de Vietnam lo hizo acreedor a dos estrellas de bronce, pero ni sus preseas ni el tiempo transcurrido han disipado los recuerdos de combate que lo persiguen en sueños.
El ex militar de 71 años de edad, desterrado de Estados Unidos, vive actualmente en la Casa de Apoyo a los Veteranos Deportados en Tijuana, luego de cumplir siete años y medio en prisión por posesión de drogas, manejar ebrio y no presentarse en la Corte.
Cifras de la Casa de Apoyo refieren que de 2013 a la fecha, 311 veteranos que cometieron algún delito fueron deportados o pasaron por un proceso de repatriación, aun después de cumplir su sentencia. Del total, la mitad son mexicanos y alrededor de 60 viven en Tijuana.
Rodríguez describe su tiempo en combate como una experiencia dura. Originario de Gómez Palacio, Durango, regresó de la guerra con adicción a las drogas y al alcohol, su condición se agravó en los años siguientes y no tuvo ayuda profesional, situación que provocó su deportación a México en 2005 a pesar de su estatus de residente en Estados Unidos.
Siento que nos traicionaron
“No tengo palabras. Siento que nos traicionaron. Cumplir sentencia por los crímenes que cometí, está bien. A lo mejor me hicieron un favor al sacarme de la calle, pero no hubo ninguna rehabilitación. (Me) pudieron haber dado una chansa (oportunidad) por haber servido al país”, mencionó Rodríguez.
A su llegada a México, la mayoría de los veteranos deportados se emplean en la construcción o en call centers. Muchos no consiguen empleo porque no tienen dinero ni documentos de identidad emitidos por autoridades mexicanas.
Héctor Barajas, ex miembro de las fuerzas armadas estadunidenses, quien fue exiliado de su país en dos ocasiones Foto Fabiola Solano/ La Jornada Baja California
La Casa de Apoyo los ayuda con alimento y en sus trámites, y les da un espacio donde vivir. La organización es un vínculo con la Unión Estadunidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), agrupación que analiza los casos y da asesoría legal gratuita para que los veteranos puedan obtener su pensión y otros beneficios, o pelear su retorno a Estados Unidos.
El fundador y director de la Casa de Apoyo a Veteranos Deportados, Héctor Barajas, de 40 años, es uno de los ex miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos y busca regresar al país por el que prestó servicio por casi seis años.
También fue residente permanente en el vecino país, pasó dos años en la prisión estatal de McFarland, California, luego de que a seis meses de retirarse del ejército, en 2001, se involucrara en un incidente: sus acompañantes dispararon contra un vehículo, delito grave por el cual se declaró culpable.
Luego de cumplir su sentencia fue deportado de Estados Unidos en 2004, año en que regresó de forma indocumentada y del que fue deportado de nuevo en 2010, por no pagar una multa de tránsito.
La abogada en inmigración y derechos humanos y ex defensora pública en Estados Unidos Nicole Ramos, explica que estas repatriaciones se dan cuando no cuentan con ciudadanía y si cometen un delito se convierten en candidatos a deportación, aun después de haber cumplido su sentencia. Además se les descalifica para regresar a Estados Unidos de manera legal.
Sistema injusto
“El sistema de inmigración estadunidense es injusto. Muchos de estos hombres pelearon en conflictos poco populares en los que los propios ciudadanos rehusaron servir. Sus sacrificios deberían ser honrados, independientemente de su historia criminal.
Es una vergüenza que un país que profesa amor por sus veteranos pueda deportarlos tan casualmente, especialmente a personas de edad avanzada que no tienen cómo mantenerse, afirmó Ramos, quien dijo que con la administración de Donald Trump no hay indicios de que la situación vaya a cambiar.
El sistema de inmigración considera 30 delitos graves, entre ellos asesinato, tráfico de drogas, de armas y de dispositivos explosivos, agresión, robo, presentar una declaración de impuestos falsa y no presentarse en la Corte.
En fechas recientes el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos retiró de la categoría de delitos graves la ofensa cometida por Héctor Barajas, lo cual abrió la posibilidad para que el veterano solicitara la ciudadanía.
Legalmente lo asesora la ACLU, organización que logró el pago a Mario Rodríguez de una pensión por el servicio que prestó en la Guerra de Vietnam.
Cinco de los veteranos que viven en la Casa de Apoyo de Tijuana realizan trámites para regresar al país vecino, por el que estuvieron dispuestos a dar la vida, y reunirse con sus seres queridos.