Esta es la foto de la familia de Anthony Foster y su esposa Chrissie. Según Foster, por esa época sus hijas Emma y Katie fueron violadas por el sacerdote el sacerdote Kevin O'Donnell, quien desde 1958 había sido acusado de pederastia / Foto Internet
Un cura pederasta, una familia destruida
La historia de un padre de familia que durante décadas buscó justicia por los abusos que sufrieron sus hijas de un sacerdote católico
BBC Mundo
Sídney, Australia.- Con una foto de dos niñas sonrientes en la mano, el año pasado Anthony Foster realizó una fuerte declaración de la misión que tenía en su vida.
«Estas son mis niñas», dijo ante las cámaras de televisión en Roma.
«Un sacerdote católico las violó en la época en que esta foto fue tomada y por eso hemos estado luchando durante tanto tiempo… Esta era mi familia perfecta. La habíamos formado así y la Iglesia católica la destruyó».
Esta misión ocupó gran parte de sus últimas dos décadas de vida.
Foster falleció hace unos días después de luchar durante décadas por denunciar los abusos del cura católico / Foto Internet
Foster murió en el hospital el fin de semana, poco después de sufrir una caída en su casa en Melbourne, Australia. Tenía 64 años.
Junto con su esposa, Chrissie, Foster había perseguido sin descanso a la Iglesia en busca de respuestas por sus hijas, Emma y Katie, quienes fueron abusadas en su escuela primaria entre 1988 y 1993.
Tiempo después de las violaciones, Emma pasó por la adicción a las drogas y se autolesionó.
En 2008, de 26 años, tuvo una sobredosis de medicamentos y murió mientras sostenía un oso de peluche que había recibido en su primer cumpleaños.
En 1999, Katie fue arrollada por un conductor ebrio, lo cual la dejó con discapacidades físicas y mentales que requieren de atención constante.
Los Foster habían buscado durante mucho tiempo respuestas sobre el abusador de sus hijas, el sacerdote Kevin O’Donnell, quien desde 1958 había sido acusado de pederastia.
Fue encarcelado por delitos sexuales contra menores en 1995 y murió en 1997.
La familia dijo que las acusaciones que hizo no fueron tomadas en cuenta en un principio por la Iglesia.
Finalmente, después de una batalla legal de 10 años, los Foster recibieron unos 555 mil dólares tras un acuerdo judicial.
«La iglesia debería avergonzarse», dijo Foster en una entrevista con Fairfax Media en 2010. «Si hubiera estado abierta a escuchar sobre el abuso, Emma podría estar aquí todavía».
A pesar de su habitual voz baja, las palabras de Anthony Foster tuvieron resonancia por su historia desgarradora.
Además de la búsqueda de justicia para su familia, así como nuevas y numerosas otras víctimas, los Foster impartieron clases a padres y futuros padres sobre la comunicación con sus hijos.
Su defensa ha contribuido a la formación de una comisión real, la forma más alta de una investigación pública en Australia, sobre el abuso sexual institucionalizado.
Creada en 2013, la investigación debe entregar su informe final en diciembre de este año después de escuchar los casos personales devastadores y señalamientos de que el 7% de los sacerdotes católicos de Australia cometió abusos contra niños entre 1950 y 2010.
La lucha del matrimonio Foster ha rendido sus frutos. En diciembre se dará a conocer la investigación sobre los abusos de curas pederastas australianos. Se estima que en ese país el 7% de los sacerdotes católicos son abusadores de menores / Foto Internet
Fue tan esperado el testimonio del cardenal George Pell, la figura católica de más alto rango en Australia y tesorero al Vaticano, que llevó a los Foster a Roma el año pasado.
A través de una videoconferencia, el cardenal Pell dio cuenta de lo que sabía de las acusaciones cuando era arzobispo de Melbourne, de 1996 a 2001.
Después de una audiencia, Foster se enfrentó al clérigo y le dijo que estaba «sosteniendo la mano de un hombre quebrado».
Después de la muerte de Anthony Foster, el presidente de la comisión real, el juez Peter McClellan, rindió homenaje a la familia.
Hizo notar que ellos estuvieron presentes en «cientos de días de audiencias públicas y participaron en muchas de nuestras mesas redondas sobre políticas» de protección a menores.
«Con una dignidad y gracia, Anthony y Chrissie apoyaron generosamente a innumerables sobrevivientes y a sus familias, a la vez que lidiaban con el dolor propio», dijo.
El primer ministro de Victoria, Daniel Andrews, dijo que Chrissie Foster había aceptado la propuesta de que su esposo tuviera un funeral de Estado.
«La historia registrará que un hombre llamado Anthony Foster cambió silenciosa y profundamente la historia de Australia», dijo.
«Luchó contra actos malignos que vergonzosamente fueron negados y ocultados».